


El ejercicio del funeral
Para realizar este ejercicio te voy a pedir que tras leer las instrucciones, visualices toda la escena lo más detallada posible con los ojos cerrados una vez lo hayas leído para poder responder a las cuestiones del final.
Comencemos…
Imagínate por un momento que vas por la calle. Cruzas un paso de cebra con el semáforo en verde, pero un conductor alocado se salta el luminoso y… En ese momento sientes un fuerte golpe; ni siquiera lo has visto venir. En décimas de segundo tu cuerpo es lanzado por los aires. Ni siquiera sientes dolor. Ni el del golpe contra la chapa del vehículo. Ni el de tus vértebras estallando en un terrible crujido contra el asfalto. No, no has sentido dolor. Porque estás muerto.
De repente, abres los ojos. ¿Dónde estoy? Te preguntas algo confuso. Y al instante lo comprendes todo. Ahí está tu cuerpo. Tu cabeza es una masa informe cuyo rostro, ni siquiera tú, reconoces. El conductor homicida luce desesperado. Ya hay muchísima gente alrededor. Ya eres consciente de tu situación: son los ojos del alma los que te permiten observar la aterradora escena.
Todo sucede a gran velocidad. La llegada de la policía. Tus seres más queridos llorando al recibir la horrible noticia de la tragedia. La soledad en la sala refrigerada del tanatorio. Y llega el momento de tu funeral.
Tu propio funeral.
Observas tu propio funeral. Contemplas a la gente que ha acudido a despedirse de ti.

Y ahora es entonces cuando yo te pregunto…
- ¿Quiénes estarían en tu funeral?
- ¿Quiénes te gustaría que estuviesen en tu funeral? ¿Por qué?
- ¿Qué dirían todas esas personas de ti?
- ¿Qué te gustaría que dijesen de ti?
Piensa en estas cuatro preguntas y responde por escrito a dichas cuestiones…
Sara Oneca De Miguel
Psicóloga Sanitaria Colegiada N-01642

Nuevo Máster en Terapias Contextuales de 3ª Generación: ¡¡SOBRESALIENTE!!
Hoy es un día importante para mí. He calificado con sobresaliente en el Máster en Terapias Contextuales de 3ª Generación por la Universidad de Almería. Y me importa porque es justamente con lo que estoy trabajando últimamente.
Todo conocimiento es poco con tal de ayudar a mis pacientes.
¡Lo celebraré este mismo fin de semana!

La armadura de los terapeutas

Sufrimiento y psicología.

¿Cómo tomar decisiones?
Tomar decisiones no es una cuestión sencilla, pero para algunas personas se convierte en un auténtico suplicio. Desde la decisión más sencilla hasta la más complicada. Tomar decisiones se divide en tres componentes que hay que tener en cuenta:
- Acciones alternativas.
- Consecuencias (evaluación de los resultados en términos de bueno o malo)
- Sucesos inciertos. Tolerancia a la incertidumbre de lo que no controlo.
¿Qué puede estar bloqueándome a la hora de tomar decisiones?
- El perfeccionismo. Recuerda que perseguir este concepto es como correr detrás del correcaminos, no lo vas a alcanzar porque no existe.
- Falta de asertividad. Me cuesta comunicar decisiones difíciles.
- Dependencia del otro. Siempre he necesitado la opinión de los demás por miedo a fallar.
- Baja expectativa de autoeficacia. No me veo lo suficientemente válido para tomar la decisión correcta. (recuerda que no hay decisiones correctas. La vida es exposición).
Tranquilo, si eres de los que te cuesta tomar decisiones, te voy a ofrecer unos tips:
Cómo tomar decisiones:
- ¿Cuál es el problema y qué control tengo sobre él?
- ¿Me veo eficaz y con recursos para hacerle frente? (autoeficacia)
- ¿Soy capaz de afrontar el resultado sea cual sea?
Técnica de solución de problemas de D´Zurilla y Goldfried:
1. ¿Qué actitud tienes ante la situación? ¿Miedo, evitación, buena predisposición a afrontarlo?
2. Define el problema y plantea metas realistas.
3. Genera distintas alternativas al problema. Proponer varias soluciones aumenta la probabilidad de solucionarlo.
4. Toma decisiones, no puedes saltarte este paso. Valora las consecuencias de cada alternativa y selecciona la que mejor resuelva la situación.
5. Ejecuta tu decisión. Pon en práctica la decisión y evalúa resultados y cómo te has sentido después.
La incapacidad para tomar decisiones es una secuela mental de haber estado años sin hacerlo, sin confiar en ti, sin permitirte arriesgarte y sin hacerte la pregunta, ¿Qué es lo peor que puede pasar si no resulta como deseo?
Recuerda que la vida son siempre decisiones y que en muchas ocasiones tenemos más recursos de lo que pensamos. No olvides actuar conforme a tus valores.
¿Necesitas ayuda?
Si es así, estaré encantada de ayudarte. Haz clic aquí para reservar tu terapia on line.
Sara Oneca.

¿Cómo hablar con alguien en mitad de un brote psicótico?
Brote psicótico son solo dos palabras pero causan muchísimo sufrimiento. Pues bien, a tenor de la próxima aparición del libro “Hacia un Cambio de Paradigma: Casos clínicos en Psicosis” (Ediciones Pirámide), en el que he participado como co-autora, he pensado que podría ser interesante contaros cómo podéis comunicaros con alguien que tiene un brote psicótico. Pero primero vamos a ver, ¿qué es un brote psicótico?
¿Qué es un brote psicótico?
Es un episodio durante el cual, el paciente puede comenzar a experimentar alucinaciones. Aunque alguien que lo observe se dará cuenta de que su experiencia no se basa en la realidad, es posible que el paciente no pueda discernir eso.
Después del incidente, es probable que la persona recuerde parte o la totalidad de la alucinación como si realmente hubiera ocurrido, en lugar de ser producto de su mente. Además, durante el brote, es previsible que el paciente se encuentre bajo el control de creencias delirantes. A veces es capaz de discernir que está en medio de un episodio psicótico, en ese caso puede sentirse asustado o enfadado. Esto puede hacer que golpee a cualquiera que esté con él en ese momento. Si está solo, las alucinaciones o los delirios pueden causarle o convencerle de hacerse daño.

¿Cómo comunicarte con alguien que está sufriendo un episodio de psicosis, un brote psicótico?
La mejor manera de comunicarte con alguien con psicosis es brindarle apoyo y no juzgar. Pero ojo, puede ser difícil comunicarse con una persona que está experimentando un brote psicótico porque es posible que, el paciente:
- Tenga dificultad para entender o seguir lo que le decimos.
- Hable muy rápido o muy lento.
- Cambie de tema muy pronto.
- Tenga dificultad para concentrarse y recordar cosas.
- Tenga creencias que no compartes.
- Se distraiga con cosas que escucha, ve o percibe y que no son reales.
- Esté letárgico o lento.
- Use palabras o frases que quizás no entiendas.
Cuando apoyes a alguien que experimenta psicosis, debes:
- Hablar con claridad y usar frases cortas, con voz tranquila y no amenazante.
- Ser empático con cómo se siente la persona acerca de sus creencias y experiencias.
- Validar la propia experiencia de frustración o angustia de la persona, así como los aspectos positivos de su experiencia.
- Escuchar la forma en que la persona explica y comprende sus experiencias.
- No expresar ningún juicio sobre el contenido de las creencias y experiencias de la persona.
- No discutir, confrontar o desafiar a alguien sobre sus creencias o experiencias.
- Acepta si no quiere hablar contigo.
- Tratar a la persona con respeto.
Ten en cuenta que el paciente puede tener miedo de lo que está experimentando. Un buen consejo es que uses el mismo lenguaje que la persona usa para describir sus experiencias (p. ej., si la persona se refiere a una voz que escucha como «Pepe», debes referirte tú también a la voz como Pepe).
¿Cuál es el ambiente ideal para hablar con un paciente psicótico?
Lo mejor es acercarte a esa persona en privado, en algún lugar sin distracciones, para hablar sobre su experiencia. El comportamiento de la persona determinará cómo debes interactuar con ella. Dales el espacio que necesitan para sentirse cómodos y evita tocarlos.
Los trastornos psicóticos constituyen un verdadero reto, tanto para la psicología como para la psiquiatría. Espero que la publicación del libro que os he comentado, ayude a comprender un poco más las diversas opciones terapéuticas que existen o se están desarrollando para este tipo de pacientes.
¿Quieres ver un vídeo sobre este asunto?
Aquí lo tienes.
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Sara Oneca.

¿Quieres sentirte feliz de inmediato? ¡Te doy 7 atajos que funcionan!
A ver, lo sé: hay factores que afectan a la felicidad y que están fuera de nuestro control. Pero siempre hay cositas que podemos hacer para aumentar nuestras buenas vibraciones. Intenta estos atajos, coge alguno de estos truquitos que te voy a dar, ¡o todos!, y te garantizo que darás un pequeño empujón a tu felicidad de inmediato.
La felicidad completa no existe, ¡lo que sí hay son momentos de felicidad!
Ser feliz es una cosa del aquí y el ahora: cómo estar más contento.
- Sube el volumen de la música. Ahora, hazlo. Ponte tu canción alegre favorita. Alegre, ¿eh? Queda prohibido Alex Ubago o Laura Pausini (que me encanta, ojo).
- Escribe 3 cosas positivas de tu vida; te aseguro que te hará sentir más optimista y menos estresado.
- Sal afuera. Aunque sea un ratito. Créeme, unos minutos de aire fresco, van a darte una nueva perspectiva.
- Camina, date un paseo vigoroso. Una caminata rápida de 20 minutos hace que tu corazón bombee más fuerte y disminuirá tu estrés.
- Ponte algo un poco estrambótico. Todos tenemos algún complemento que no nos ponemos porque «da demasiado el cante». ¡Todos somos raros! Hazlo. Ponte ese collar atrevido, o esas gafas sol «demasiado geniales», o tus zapatos favoritos (esos que te repites «no, no son apropiados para ir al trabajo»). ¡Prueba! (Pero tampoco te pongas todo el mismo día, ¿eh?)
- Date un capricho, sí, lo sé, frutas, verduras y todas esas cosas saludables están muy bien, pero prueba a comerte ese bollo que «no debes» o esa chuchería que te recuerda a tu infancia. Un kebab, un menú del Burger…
- Deja una nota. Alégrale el día a alguien dejando una nota bonita en su mesa.
Como ves no son cosas complicadas; y es que, la felicidad tampoco lo es. ¡Prueba y me cuentas!
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Sara Oneca.

¡Te cuento 5 trucos infalibles para reducir el estrés y la ansiedad!
No quiero irme por las ramas; seguro que no has venido aquí a leer batallitas, ¡vamos a lo que importa!
Estos 5 trucos te ayudarán MUCHO a reducir el ESTRÉS y la ANSIEDAD.
- Tomate un descanso. Practica yoga (si te gusta), escucha música, medita, hazte un masaje o aprende técnicas de relajación. Dejar a un lado momentáneamente el problema ayuda a despejar la cabeza.
- Toma comidas equilibradas. No te saltes ninguna comida. Ten a mano caprichos saludables que aumenten tu energía.
- Limita el alcohol y la cafeína, ¡piensa que el alcohol y la cafeína pueden agravar la ansiedad y desencadenar ataques de pánico!
- Duerme lo suficiente. Cuando está estresado, tu cuerpo necesita dormir y descansar más.
- Cuenta hasta 10 lentamente cuando notes que estás en mitad de un pico de estrés. Repite y cuenta hasta 20 si es necesario
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Sara Oneca.

Algunas batallas se ganan soltando.
Imagina por un momento en tu problema (ansiedad, preocupación, recuerdo traumático, culpa, exigencia, pensamiento en bucle etc.).
Ese problema se parece mucho a una persona que estuviese unida a un monstruo por una cuerda y con un foso entre ambos. Mientras en monstruo está tranquilo, dormido, calmado, tumbado, podemos verlo, pero en el momento en el que despierta se hace insoportable, insufrible, inaguantable, y tiramos de la cuerda para intentar conseguir tirar al monstruo a lo más profundo del foso. A veces parece que se calma al tirar de la cuerda, como si se diera por vencido, pero lo que en realidad ocurre a la larga es que cuánto más tiramos, más próximos estamos del filo del foso y, por contra, más grande, con más fuerza y más amenazante se está haciendo.
¿Y si el monstruo tira de la cuerda?
Así, la situación es que tienes que estar pendiente constantemente de si el monstruo se levanta para tirar de la cuerda, y además, cuando tú tiras el monstruo también lo hace, lo que a veces lleva a que estés al borde del abismo.
Y mientras, tu vida se limita a estar pendiente de la cuerda. Te gustaría no estar atado al monstruo, pero eso no es algo que pueda cambiarse, de manera que te planteas qué puedes hacer basándote en tu experiencia.
Una posibilidad es soltar la cuerda y ver al monstruo.
¿Y si… suelto la cuerda?
Otra que tu vida se limite a estar pendiente de la cuerda… ALGUNAS BATALLAS SE GANAN SOLTANDO.
Fuente: Hayes et al., 1999.
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Sara Oneca.

Metáfora del autobús.
Se cumplen 10 años de esta interesante metáfora escrita por Wilson y Luciano.
Imagínese por un momento que hay un autobús con muchos pasajeros y que usted es el conductor. Los pasajeros son pensamientos, imágenes, recuerdos, sentimientos de todo tipo que cada uno tenemos por nuestra propia historia vital. El autobús tiene una única puerta y sólo de entrada. Algunos de esos pasajeros son realmente temibles… Visten con chaquetas de cuero negro y llevan hachas y navajas.
Es usted el conductor.
Usted conduce y los pasajeros comienzan a amenazarle, diciéndole lo que tiene que hacer en cada momento, dónde tiene que ir: le dicen que tiene que girar a la derecha, luego que tiene que girar a la izquierda, etc. Para conseguir que haga lo que ellos le están pidiendo, le amenazan. Le amenazan diciéndole que si no hace lo que ellos desean, van a sentarse a su lado y no se quedarán al fondo del autobús (que es donde usted quiere que ellos estén para que no le molesten en el trayecto). En como si usted hubiera establecido el siguiente trato con estos pasajeros: «vosotros os sentáis al fondo del autobús y os agacháis de tal manera que yo no pueda veros con demasiada frecuencia, y entonces yo haré lo que digáis, todo lo que digáis».
¿Y si se cansa uno de obedecer?
Ahora bien, qué pasa si un día se cansa del trato y dice: » ¡No me gusta esto! ¡Voy a echar a esa gente fuera del autobús!»Con esa idea, para el vehículo y se vuelve para encararse con los pasajeros que le amenazan y le molestan. Entonces, se da cuenta de que la primera cosa que ha hecho es parar. Ahora usted no está yendo a ninguna parte, lo único que está haciendo es enfrentarse con esos pasajeros.
Pero esos pasajeros son muy fuertes y no se han planteado abandonar. Comienza a forcejear con ellos , pero no tiene nada que hacer. Entonces usted vuelve a su asiento e intenta aplacarlos para que se sienten de nuevo en el fondo para que no pueda verlos y usted dirige el autobús donde ellos le mandan. Con esta actitud que está tomando consigue que en vez de que se calmen, accede a lo que ellos le están ordenando. Cada vez lo hace antes, pues cree que así conseguirá sacarlos de su vida. Sin darse apenas cuenta ellos ya no tendrán que decirle por dónde debe girar. Usted mismo se da cuenta de que tan pronto se acerque a un giro a la izquierda los pasajeros van a echarse sobre usted como no gire a la izquierda. Justifica esta situación de modo que cree que ellos no están en el autobús y se convence a sí mismo de que está llevando el autobús por la única dirección posible. Se cree que la izquierda es en realidad la única dirección que puede tomar. Ellos aparecen de nuevo, mucho más fuertes ya que usted ha tenido varios enfrentamientos con ellos en el pasado y ha salido perdiendo.
¿El poder de los «pasajeros»?
Estos pasajeros tienen un enorme poder sobre usted diciéndole lo siguiente: «Si no haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires». Eso es todo lo que pueden hacer.
Es cierto que cuando ellos se manifiestan, parece como si pudieran destruirle, haciéndole mucho daño ya que tienen armas cortantes. Parece que, pudieran acabar con usted. Usted entonces acaba accediendo al trato y termina haciendo lo que ellos le dicen para calmarles y que se vayan al final del autobús donde no los pueda ver.
El conductor (que es usted) tiene el control del autobús, pero ha depositado ese control en esos tratos secretos con los pasajeros. Es entonces cuando se da cuenta de que usted, para intentar mantener el control de los pasajeros, lo que en realidad ha hecho ha sido perder la dirección del propio autobús. De lo que no se ha dado cuenta es de que, aunque los pasajeros le digan que pueden destruirle si no gira a la izquierda, ellos nunca han sido capaces de hacer eso sin SU AYUDA.
Ellos NO giran el volante, ellos no conducen ni manejan el acelerador… ellos no frenan.
EL CONDUCTOR ES USTED… USTED Y SÓLO USTED ES EL QUE DIRIGE SU PROPIA VIDA.
«Metáfora del autobús» Wilson y Luciano (2012).
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