No luches contra tus emociones.
¿Cuántas veces has entrado en una pelea contra lo que siente tu interior?
¿Cuántas veces te has contenido las ganas de llorar, tanto en público como en privado, por tener la creencia de que llorar es cosa de débiles?
No.
Llorar no es cosa de débiles.
Emociones y supervivencia.
De hecho, dar rienda suelta a nuestras emociones es lo un mecanismo de supervivencia.
Las emociones son nuestra guía, son nuestras brújulas en un mundo en el que, podemos interactuar con todos nuestros iguales gracias a ellas.
Las emociones no se aprenden, nos surgen de dentro.
Son nuestros mecanismos de protección: la tristeza cumple la función de acercarnos a nuestros iguales, cuando nos sentimos mal y necesitamos cariño, protección y cuidado. La alegría promueve la cercanía y la sociabilidad. El enfado/ira promueve y activa los mecanismos de defensa ante aquello que percibimos como peligro. El asco tiene la función de protegernos de las intoxicaciones y de aquello que resulta toxico para nosotros.
Las emociones son universales.
Desde el momento del nacimiento comenzamos a llorar, ya que, las emociones, no necesitan ser aprendidas para protegernos y ayudarnos a sobrevivir.
Y recordando las sabias palabras de la gran doctora Marsha Linehan: “observar es atender a los hechos y otras respuestas conductuales, sin intentar necesariamente acabar con ellas cuando resultan dolorosas, ni prolongarlas cuando resultan placenteras”

Por ello, no luches contra lo que sientes. No luches contra las emociones. Ellas te guían en este complejo camino que es la vida.
Sara Oneca.
Psicóloga sanitaria.
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