¿Qué es el estrés?
Las señales del estrés
El estrés puede ser a corto o largo plazo. Ambos pueden provocar una variedad de síntomas, pero es el estrés cronificado el que puede tener consecuencias perjudiciales para nuestro organismo si éste se mantiene en el tiempo.
Algunos síntomas de estrés:
- Cambios en el estado anímico
- Sudores
- Disminución del apetito sexual
- Problemas digestivos
- Insomnio
- Mareos
- Ansiedad
- Defensas bajas en el organismo
- Bruxismo
- Cefaleas
- Baja activación
- Tensión muscular
- Dolores físicos
- Taquicardias
- Temblores
¿Realmente es estrés?
¿Cómo se siente el estrés? Es posible que te sientas agotado e incapaz de hacer frente a las demandas del entorno.
El estrés no siempre es fácil de reconocer, pero hay algunas formas de identificar algunos signos de que podría estar experimentando demasiada tensión. A veces, el estrés puede provenir de una fuente obvia, pero a veces, incluso las pequeñas tensiones diarias del trabajo, la escuela, la familia y los amigos pueden afectar a tu mente y a tu cuerpo.
Si crees que puedes estar teniendo un proceso de estrés:
- Signos psicológicos como dificultad para concentrarse, preocupación, ansiedad y dificultad para recordar
- Signos emocionales como estar enojado, irritado, malhumorado o frustrado
- Signos físicos como presión arterial alta, cambios de peso, resfriados o infecciones frecuentes y cambios en el ciclo menstrual y la libido
- Signos de comportamiento como falta de cuidado personal, no tener tiempo para las cosas que disfruta o depender de las drogas y el alcohol para sobrellevar la situación.
Aprender a lidiar con el estrés te hará más resistente al estrés.
Las tareas del hogar, el desempleo laboral, la educación de los niños y la falta de contacto físico con otros miembros de la familia, amigos y colegas necesitan su proceso de adaptación. Adaptarnos a cambios de estilo de vida cómo estos y la preocupación por las personas cercanas a nosotros que son particularmente vulnerables, es un desafío para todos nosotros. Este tipo de situaciones pueden llegar a ser particularmente difíciles para las personas con problemas de salud mental.
Mantener una rutina diaria.
Tener un horario diario puede ayudarnos a usar nuestro tiempo de manera eficiente y no aburrirnos. Establecer un tiempo para comidas regulares, el horario laboral, pasar tiempo con miembros de la familia, hacer ejercicio, tareas diarias y otras actividades recreativas.
Dormir adecuadamente.
Dormir lo suficiente por lo menos 8 horas, una noche es buena tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente. El sueño repara, relaja, rejuvenece nuestro cuerpo y revierte el efecto del estrés.
La higiene del sueño puede ayudarte a mejorar tu descanso reparador:
- Acuéstate a la misma hora todas las noches y levántate a la misma hora todas las mañanas, incluso los fines de semana.
- Asegúrate de que tu habitación sea tranquila, relajante y a una temperatura agradable
- Retire los dispositivos electrónicos del dormitorio y no uses las pantallas antes de acostarte.
- Evita las comidas copiosas, la cafeína y el alcohol antes de acostarte.
- Haz ejercicio. Estar físicamente activo durante el día puede ayudarlo a conciliar el sueño más fácilmente por la noche. Pero procura no realizar deporte cercano a la hora de acostarte.
La curva del estrés:
La ley de Yerkes-Dodson dice que el rendimiento aumenta con la excitación fisiológica o mental (estrés) pero solo hasta cierto punto. Cuando es demasiado alto, comienza a disminuir. Es decir, hay una curva normal o de campana, donde hay un punto óptimo de estrés y rendimiento.
Pero esta curva no es siempre igual, varía según la complejidad y la familiaridad de la tarea: diferentes tareas requieren diferentes niveles de activación (estrés) para un rendimiento óptimo. Tal y como encontraron en el estudio publicado en : The arousal-athletic performance relationship: Current status and future directions, en la revista científica APA Psycnet. Las tareas más difíciles y desconocidas requieren niveles más bajos de activación para facilitar la concentración, pensar con claridad y poder comprender lo que parece que se te escapa. Las más fáciles requieren más activación para mantenerte atento e inducir y aumentar la concentración.
En resumidas cuentas: el estrés afecta al cerebro y al cuerpo. Sentir un poco de estrés en el organismo es apto para que las personas se desempeñen y se protejan, pero demasiado estrés puede provocar una respuesta de lucha, huida o congelación que acaba siendo perjudicial. Por ello, aprender a lidiar con el estrés es importante para nuestro bienestar mental y físico.