Hoy es un día importante para mí. He calificado con sobresaliente en el Máster en Terapias Contextuales de 3ª Generación por la Universidad de Almería. Y me importa porque es justamente con lo que estoy trabajando últimamente.
Todo conocimiento es poco con tal de ayudar a mis pacientes.
Los psicólogos somos profesionales muy formados en la ciencia de la psicología. Nos pegamos años y años estudiando la psique humana, los procesos mentales, el pensamiento, las emociones… nunca dejamos de investigar ni de estudiar.
Por muy formados que estemos, a veces en sesiones escuchamos casos que nos tocan el corazón.
Sufrimiento y psicología.
Tenemos que tratar casos de extrema gravedad, en los que se nos encogen los corazones, se nos parte el alma y debemos seguir firmes sentados delante de nuestros consultantes.
A veces, los psicólogos también sufrimos por ello. Debemos callar, escuchar, guiar y aprender de las miles de personas que desnudan lo más profundo de su ser ante nosotros.
Pero muchas veces nos derrumbamos. Y seguimos de pie en el silencio de nuestro sufrimiento. Es un esfuerzo extra que no se ve, que no se paga, ni se computa.
Ser psicólogo no es sólo estudiar una carrera. Es dejar un pedazo de tí y llevarte un trozo de la otra persona para poder sacarla del abismo… y ante este gran acto, no está permitido desplomarse.
Tomar decisiones no es una cuestión sencilla, pero para algunas personas se convierte en un auténtico suplicio. Desde la decisión más sencilla hasta la más complicada. Tomar decisiones se divide en tres componentes que hay que tener en cuenta:
Acciones alternativas.
Consecuencias (evaluación de los resultados en términos de bueno o malo)
Sucesos inciertos. Tolerancia a la incertidumbre de lo que no controlo.
¿Qué puede estar bloqueándome a la hora de tomar decisiones?
El perfeccionismo. Recuerda que perseguir este concepto es como correr detrás del correcaminos, no lo vas a alcanzar porque no existe.
Falta de asertividad. Me cuesta comunicar decisiones difíciles.
Dependencia del otro. Siempre he necesitado la opinión de los demás por miedo a fallar.
Baja expectativa de autoeficacia. No me veo lo suficientemente válido para tomar la decisión correcta. (recuerda que no hay decisiones correctas. La vida es exposición).
Tranquilo, si eres de los que te cuesta tomar decisiones, te voy a ofrecer unos tips:
Cómo tomar decisiones:
¿Cuál es el problema y qué control tengo sobre él?
¿Me veo eficaz y con recursos para hacerle frente? (autoeficacia)
¿Soy capaz de afrontar el resultado sea cual sea?
Técnica de solución de problemas de D´Zurilla y Goldfried:
1. ¿Qué actitud tienes ante la situación? ¿Miedo, evitación, buena predisposición a afrontarlo?
2. Define el problema y plantea metas realistas.
3. Genera distintas alternativas al problema. Proponer varias soluciones aumenta la probabilidad de solucionarlo.
4. Toma decisiones, no puedes saltarte este paso. Valora las consecuencias de cada alternativa y selecciona la que mejor resuelva la situación.
5. Ejecuta tu decisión. Pon en práctica la decisión y evalúa resultados y cómo te has sentido después.
La incapacidad para tomar decisiones es una secuela mental de haber estado años sin hacerlo, sin confiar en ti, sin permitirte arriesgarte y sin hacerte la pregunta, ¿Qué es lo peor que puede pasar si no resulta como deseo?
Recuerda que la vida son siempre decisiones y que en muchas ocasiones tenemos más recursos de lo que pensamos. No olvides actuar conforme a tus valores.
Brote psicótico son solo dos palabras pero causan muchísimo sufrimiento. Pues bien, a tenor de la próxima aparición del libro “Hacia un Cambio de Paradigma: Casos clínicos en Psicosis” (Ediciones Pirámide), en el que he participado como co-autora, he pensado que podría ser interesante contaros cómo podéis comunicaros con alguien que tiene un brote psicótico. Pero primero vamos a ver, ¿qué es un brote psicótico?
¿Qué es un brote psicótico?
Es un episodio durante el cual, el paciente puede comenzar a experimentar alucinaciones. Aunque alguien que lo observe se dará cuenta de que su experiencia no se basa en la realidad, es posible que el paciente no pueda discernir eso.
Después del incidente, es probable que la persona recuerde parte o la totalidad de la alucinación como si realmente hubiera ocurrido, en lugar de ser producto de su mente. Además, durante el brote, es previsible que el paciente se encuentre bajo el control de creencias delirantes. A veces es capaz de discernir que está en medio de un episodio psicótico, en ese caso puede sentirse asustado o enfadado. Esto puede hacer que golpee a cualquiera que esté con él en ese momento. Si está solo, las alucinaciones o los delirios pueden causarle o convencerle de hacerse daño.
¿Qué es un brote psicótico?
¿Cómo comunicarte con alguien que está sufriendo un episodio de psicosis, un brote psicótico?
La mejor manera de comunicarte con alguien con psicosis es brindarle apoyo y no juzgar. Pero ojo, puede ser difícil comunicarse con una persona que está experimentando un brote psicótico porque es posible que, el paciente:
Tenga dificultad para entender o seguir lo que le decimos.
Hable muy rápido o muy lento.
Cambie de tema muy pronto.
Tenga dificultad para concentrarse y recordar cosas.
Tenga creencias que no compartes.
Se distraiga con cosas que escucha, ve o percibe y que no son reales.
Esté letárgico o lento.
Use palabras o frases que quizás no entiendas.
Cuando apoyes a alguien que experimenta psicosis, debes:
Hablar con claridad y usar frases cortas, con voz tranquila y no amenazante.
Ser empático con cómo se siente la persona acerca de sus creencias y experiencias.
Validar la propia experiencia de frustración o angustia de la persona, así como los aspectos positivos de su experiencia.
Escuchar la forma en que la persona explica y comprende sus experiencias.
No expresar ningún juicio sobre el contenido de las creencias y experiencias de la persona.
No discutir, confrontar o desafiar a alguien sobre sus creencias o experiencias.
Acepta si no quiere hablar contigo.
Tratar a la persona con respeto.
Ten en cuenta que el paciente puede tener miedo de lo que está experimentando. Un buen consejo es que uses el mismo lenguaje que la persona usa para describir sus experiencias (p. ej., si la persona se refiere a una voz que escucha como «Pepe», debes referirte tú también a la voz como Pepe).
¿Cuál es el ambiente ideal para hablar con un paciente psicótico?
Lo mejor es acercarte a esa persona en privado, en algún lugar sin distracciones, para hablar sobre su experiencia. El comportamiento de la persona determinará cómo debes interactuar con ella. Dales el espacio que necesitan para sentirse cómodos y evita tocarlos.
Los trastornos psicóticos constituyen un verdadero reto, tanto para la psicología como para la psiquiatría. Espero que la publicación del libro que os he comentado, ayude a comprender un poco más las diversas opciones terapéuticas que existen o se están desarrollando para este tipo de pacientes.
A ver, lo sé: hay factores que afectan a la felicidad y que están fuera de nuestro control. Pero siempre hay cositas que podemos hacer para aumentar nuestras buenas vibraciones. Intenta estos atajos, coge alguno de estos truquitos que te voy a dar, ¡o todos!, y te garantizo que darás un pequeño empujón a tu felicidad de inmediato.
La felicidad completa no existe, ¡lo que sí hay son momentos de felicidad!
Ser feliz es una cosa del aquí y el ahora: cómo estar más contento.
Sube el volumen de la música. Ahora, hazlo. Ponte tu canción alegre favorita. Alegre, ¿eh? Queda prohibido Alex Ubago o Laura Pausini (que me encanta, ojo).
Escribe 3 cosas positivas de tu vida; te aseguro que te hará sentir más optimista y menos estresado.
Sal afuera. Aunque sea un ratito. Créeme, unos minutos de aire fresco, van a darte una nueva perspectiva.
Camina, date un paseo vigoroso. Una caminata rápida de 20 minutos hace que tu corazón bombee más fuerte y disminuirá tu estrés.
Ponte algo un poco estrambótico. Todos tenemos algún complemento que no nos ponemos porque «da demasiado el cante». ¡Todos somos raros! Hazlo. Ponte ese collar atrevido, o esas gafas sol «demasiado geniales», o tus zapatos favoritos (esos que te repites «no, no son apropiados para ir al trabajo»). ¡Prueba! (Pero tampoco te pongas todo el mismo día, ¿eh?)
Date un capricho, sí, lo sé, frutas, verduras y todas esas cosas saludables están muy bien, pero prueba a comerte ese bollo que «no debes» o esa chuchería que te recuerda a tu infancia. Un kebab, un menú del Burger…
Deja una nota. Alégrale el día a alguien dejando una nota bonita en su mesa.
Como ves no son cosas complicadas; y es que, la felicidad tampoco lo es. ¡Prueba y me cuentas!
No quiero irme por las ramas; seguro que no has venido aquí a leer batallitas, ¡vamos a lo que importa!
Estos 5 trucos te ayudarán MUCHO a reducir el ESTRÉS y la ANSIEDAD.
Tomate un descanso. Practica yoga (si te gusta), escucha música, medita, hazte un masaje o aprende técnicas de relajación. Dejar a un lado momentáneamente el problema ayuda a despejar la cabeza.
Toma comidas equilibradas. No te saltes ninguna comida. Ten a mano caprichos saludables que aumenten tu energía.
Limita el alcohol y la cafeína, ¡piensa que el alcohol y la cafeína pueden agravar la ansiedad y desencadenar ataques de pánico!
Duerme lo suficiente. Cuando está estresado, tu cuerpo necesita dormir y descansar más.
Cuenta hasta 10 lentamente cuando notes que estás en mitad de un pico de estrés. Repite y cuenta hasta 20 si es necesario
Extraordinario caso relatado en el libro que lleva su nombre del autor Oliver Sacks. Sacks describe un caso de agnosia visual. El Doctor P era un músico distinguido con problemas en la identificación de caras. No parecía existir rastro de demencia y hablaba con bastante fluidez. Sin embargo, no era capaz de ver la totalidad, viendo tan sólo detalles, no establecía relación con la imagen como un todo. Leer más
La Psicoterapia Analítica Funcional (FAP); Kohlenberg y Tsai, 1991; Tsai; Kohlenberg, Kanter, forma parte de las llamadas terapias de tercera generación/ terapias contextuales (Hayes, 2004; O´Donohue, 1998; Pérez Álvarez, 2006) en las que también están incluidas las siguientes terapias: la Terapia de Aceptación y Compromiso (Hayes, Strosahl y Wilson, 1999), La Terapia Integral de Pareja (Jacobson y Cristensen, 1996); la Activación Conductual (Martell, Addis, y Jacobson, 2001) y la Terapia Dialéctica Conductual (Linehan, 1993).
Breve historia de la FAP.
La FAP (kohlenberg y Tsai, 1991) nace a finales del siglo XX como una alternativa a la terapia de conducta y a la terapia cognitivo-conductual. El nombre de Psicoterapia Analítica Funcional refleja el foco de intervención en FAP al utilizar el Análisis Funcional de la conducta del cliente en el contexto de la relación terapéutica. Tiene en común con otras terapias de tercera generación los avances del estudio de la conducta humana: las relaciones de equivalencia entre los estímulos, la conducta gobernada por reglas verbales, el análisis funcional del lenguaje y su repercusión para la comprensión de la conducta cognitiva y las conductas emocionales (Fernández Parra y Ferro, 2006).
La FAP se basa en los principios del conductismo radical y el contextualismo. Resalta el uso de contingencias, que se dan durante la sesión clínica, en el contexto terapéutico, en la equivalencia funcional entre ambos ambientes (sesión clínica y ambiente natural del cliente) y el moldeamiento (Kohlenberg y Tsai, 1991, 1995). Se utiliza la propia relación terapéutica (vínculo terapéutico) como la forma de promover el cambio del cliente, en el momento presente (aquí y ahora) en lo que ocurre en la sesión clínica, tanto los problemas como las mejorías del cliente y se adapta a cada cliente en particular. FAP es todo un marco conceptual que intenta guiar la actividad del terapeuta y crear relaciones terapéuticas intensas y curativas (Ferro, 2006). FAP mantiene dos elementos esenciales.
Elementos esenciales en FAP.
1. Las contingencias que se presentan durante la interacción cliente-terapeuta (verbales y naturalidad)
2. El contexto donde tienen lugar estas interacciones, haciendo un análisis sobre la equivalencia funcional entre el ambiente natural y la situación de la sesión clínica (Kolhenberg y Tsai, 1991, 1994a, 1994b, 1995).
El proceso terapéutico de FAP se fundamenta en lo que el cliente hace y dice y como lo dice en la propia sesión clínica. Las conductas del cliente son todas las que realiza en la sesión : hablar, pensar, sentir, expresarse, estar en silencio etc. (Kolhenberg y Tsai, 1994a). Estas conductas son las llamadas Conductas Clínicamente Relevantes (CCR) (Kolhenberg Tsai y Kanter, 1993):
1. Las CCR1 son los problemas del cliente que ocurren durante la sesión. Suelen tener funciones de escape y evitación.
2. Las CCR2 son las conductas que han mejorado del cliente durante la sesión.
3. Las CCR3 son las interpretaciones del cliente de su propia conducta que se consideran mejorías del cliente y de su propia conducta y de lo que la causa. Pueden ser CCR1 o CCR 2 ya que las explicaciones pueden ser tanto un problema como una mejoría.
Reglas durante la terapia.
Durante el proceso terapéutico hay una serie de reglas que indican y guían la actividad del terapeuta:
1. Regla 1: Desarrollar el repertorio de observación de todas las CCR durante la sesión.
2. Regla 2: construir un ambiente terapéutico que evoque las CCR tanto 1 como 2, para reducirlas e incrementarlas respectivamente.
3. Regla 3: organizar el reforzamiento positivo de las mejorías del cliente CCR2.
4. Regla 4: desarrollar un repertorio para observar las propiedades reforzantes de la conducta en relación con las CCR del cliente.
5. Regla 5: generar en el cliente un repertorio de conductas de descripción de las relaciones terapéuticas funcionales entre las variables de control y las conductas CCR3.
En el proceso terapéutico hay unas variables que se relacionan entre sí y que lo definen e interactúan de forma continuada sesión tras sesión.
Variables relacionadas.
1. La historia relevante: tanto el pasado como el presente.
2. Los problemas de la vida diaria
3. Los objetivos de la vida diaria
4. Los conceptos cognitivos
El objetivo principal del proceso terapéutico es la transferencia de efectos entre los ambientes clínicos y diarios del cliente. Se establece una equivalencia funcional entre los problemas de la vida diaria y los problemas del cliente durante la sesión (CCR1), así se van evocando las conductas (regla 1 y 2 ) realizándose la transferencia. Las mejorías del cliente dentro de la sesión (CCR2) se transfieren a la vida diaria, por medio del reforzamiento natural y se ven sus efectos en las interacciones futuras (reglas 3 y 4).
FAP es especialmente útil cuando todas las intervenciones anteriores han fracasado y para el abordaje de problemas complejos tales como son los trastornos de la personalidad.
Así podríamos concluir el poder de FAP como tratamiento por sí mismo y como complemento a cualquier otro tipo de terapia (Kohlenberg, Tsai; Ferro, et al., 2005).
Sara Oneca De Miguel
Psicóloga General Sanitaria Colegiada N-01642.
Fuentes: García, R. F., Aguayo, L. V., & Bermúdez, M. Á. L. (2009). La conceptualización de casos clínicos desde la Psicoterapia Analítica Funcional. Papeles del psicólogo, 30(3), 255-264.
Pérez Álvarez, M. (1996b). Tratamientos Psicológicos. Madrid: Universitas.
Lamentablemente, a menudo, para las personas suele ser un gran tabú comentar que acuden a psicoterapia.
Este hecho ocurre porque existen muchos estigmas que circulan en torno a la figura del psicólogo. A menudo escuchamos creencias erróneas tales como: -“Ir al psicólogo es de locos”. -“Cualquier amigo es mejor que un psicólogo”. -“Los fármacos son mejores que acudir al psicólogo“.
¿Qué es un psicólogo?
El psicólogo es el profesional que se ha especializado en psicología.
La psicología es una disciplina científica que se encarga del análisis y del estudio de los procesos mentales, de la percepciones y de los comportamientos que mantienen los seres humanos en continua interacción con sus entornos físicos y sociales.
El psicólogo tiene como objetivo evaluar y tratar las problemáticas de la psique humana que pueden aparecer (depresión, ansiedad, problemas educativos, procesos de duelo complicado, problemas de pareja, problemas del desarrollo…) El psicólogo realizará un análisis del problema al comienzo de las sesiones y posteriormente le comunicará cómo realizar el trabajo terapéutico de una manera conjunta.
La cultura y la creación de estigmas.
Tanto el cine como la literatura han sido grandes generadores de estigmas en torno a la salud mental. El tratamiento que se le da oscila entre el sentimentalismo y el sensacionalismo, de modo que la percepción general de la población sobre la salud mental todavía está íntimamente ligada a escenas de películas y novelas. De hecho, se encuentran bastante alejadas de la realidad, del día a día de estos pacientes.
Sirva como ejemplo una película clásica como Alguien voló sobre el nido del cuco (1975). En este film, protagonizado por Jack Nicholson, se deja caer en el espectador la idea de que un psiquiátrico puede destruirte el alma. El argumento es aterrador. El preso McMurphy (Jack Nicholson) finge locura para escapar del trabajo en la prisión, pero finalmente es aplastado por el sistema y queda encerrado para siempre en aquel infernal instituto de salud mental. Años más tarde, el mismo actor daría vida a un asesino que, por supuesto, tiene problemas de salud mental en la terrorífica «El resplandor».
Myers y Jason, asesinos y, ¡que nadie lo dude!, con problemas de salud mental…
En los años ochenta, la mayor parte de los asesinos de adolescentes en las típicas películas «de miedo», como Viernes 13, Halloween o La matanza de Texas, son, naturalmente, enfermos mentales. Años antes, Hitchcock nos dejaba la indeleble imagen del asesinato en la ducha perpetrado por, ¡por supuesto! un enfermo mental: Psicosis.
De este modo, varias generaciones han crecido con la idea de que un problema mental, una enfermedad mental, un paciente de salud mental, es un tipo agresivo e incluso un asesino en potencia.
O pasamos al otro extremo, donde el protagonista sufre de algún problema mental y el guion se encarga de edulcorarlo para hacernos sentir pena en un ejercicio de paternalismo que poco o nada ayuda a la normalización de la salud mental.
Datos reales y medios de comunicación.
En el año 2014, un extraordinario estudio capitaneado por Jillian Peterson y publicado en Law and Human Behavior, mostró que, de los 429 delitos cometidos por personas con trastornos mentales graves en un año, sólo un 7,5% se relacionó directamente con los síntomas de la enfermedad. Por ejemplo, en dicho trabajo, un paciente de esquizofrenia oyó voces y al día siguiente participó en una pelea en un bar, aunque no estuviera escuchando la voces en el momento del altercado. Cabe preguntarse, ¿el incidente tuvo que ver con su esquizofrenia o realmente fue fruto de otros factores? Según las investigaciones la pelea se produjo porque otro cliente se burló del paciente por su forma de vestir pero los periódicos titularon que un «loco» había provocado una pelea.
Creencias, mitos y verdades.
Las creencias erróneas en torno a la figura del profesional de la psicología pueden provocar que se retrase un tratamiento precoz, el cual puede ser crucial en ciertas problemáticas en las que el éxito depende de la inmediatez del tratamiento tales como: problemas de enuresis o encopresis (orinarse o defecarse encima), problemas del desarrollo, del lenguaje, trastornos conductuales, procesos de duelo complicados, trastornos de la personalidad, etc.
En otras ocasiones, el retraso en acudir al profesional de la psicología incrementa el sufrimiento del paciente y con ello, termina desmoralizado, apático, con un bajo estado de ánimo, lo que termina por aumentar un malestar que pudiese haberse resuelto de una manera más inmediata y probablemente, en un menor número de sesiones, optimizando así el número de sesiones, coste y carga emocional del paciente.
Por lo tanto, si te encuentras en una situación que no sabes cómo afrontar, si necesitas asesoramiento educativo, o mantienes una relación de pareja complicada, si has perdido a un ser querido y te resulta difícil sobrellevar el dolor, no lo dudes y pide cita con un profesional acreditado y cualificado.
La enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa con un curso progresivo e irreversible. Es la causa del 70 % de las demencias. El síntoma más común y que suele aparecer en etapas tempranas es la dificultad para recordar los eventos recientes (pérdida de la memoria a corto plazo). Con el avance de la enfermedad suelen aparecer los siguientes síntomas: problemas con el lenguaje; problemas de orientación; cambios de humor; sintomatología depresiva; pérdida de motivación; descuido personal; problemas comportamentales etc.
El deterioro del hipocampo.
El problema principal se encuentra en un deterioro del Hipocampo, responsable principal de la memoria. A medida que la EA progresa, se van perdiendo las neuronas y las conexiones sinópticas de la corteza cerebral y de algunas de las regiones subcorticales. Esto provoca una atrofia en las regiones afectadas, incluido el lóbulo temporal y el lóbulo parietal además de la corteza frontal y el giro cingulado. La degeneración también se produce en los núcleos cerebrales, principalmente en el locus coeruleus.