Terapeutas demasiado humanos.

Los terapeutas somos humanos.

El buen terapeuta vive intensamente las situaciones para dar lo mejor de sí sin perder la objetividad del proceso.
Es capaz de reconocer sus errores para poder ayudar de una manera más eficaz la próxima vez.
Aprende junto a su consultante en una relación recíproca y auténtica.
Se pone una armadura con la que poder acompañar a la persona que tiene delante a enfrentarse a sus propios desafíos y todo ello, sin perder su propia esencia.
El gran terapeuta es aquel que siendo él mismo, es capaz de sanar almas sin perder el rigor científico.
Sara Oneca De Miguel
Psicóloga col. N-01642☎️ 722107605
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