Voy al psicólogo… ¿es que estás loco?

Lamentablemente, a menudo, para las personas suele ser un gran tabú comentar que acuden a psicoterapia.

Este hecho ocurre porque existen muchos estigmas que circulan en torno a la figura del psicólogo. A menudo escuchamos creencias erróneas tales como:
-“Ir al psicólogo es de locos”.
-“Cualquier amigo es mejor que un psicólogo”.
-“Los fármacos son mejores que acudir al psicólogo“.

¿Qué es un psicólogo?

El psicólogo es el profesional que se ha especializado en psicología.
La psicología es una disciplina científica que se encarga del análisis y del estudio de los procesos mentales, de la percepciones y de los comportamientos que mantienen los seres humanos en continua interacción con sus entornos físicos y sociales.
El psicólogo tiene como objetivo evaluar y tratar las problemáticas de la psique humana que pueden aparecer (depresión, ansiedad, problemas educativos, procesos de duelo complicado, problemas de pareja, problemas del desarrollo…) El psicólogo realizará un análisis del problema al comienzo de las sesiones y posteriormente le comunicará cómo realizar el trabajo terapéutico de una manera conjunta.

 

La cultura y la creación de estigmas.

Tanto el cine como la literatura han sido grandes generadores de estigmas en torno a la salud mental. El tratamiento que se le da oscila entre el sentimentalismo y el sensacionalismo, de modo que la percepción general de la población sobre la salud mental todavía está íntimamente ligada a escenas de películas y novelas. De hecho, se encuentran bastante alejadas de la realidad, del día a día de estos pacientes.

Sirva como ejemplo una película clásica como Alguien voló sobre el nido del cuco (1975). En este film, protagonizado por Jack Nicholson, se deja caer en el espectador la idea de que un psiquiátrico puede destruirte el alma. El argumento es aterrador. El preso McMurphy (Jack Nicholson) finge locura para escapar del trabajo en la prisión, pero finalmente es aplastado por el sistema y queda encerrado para siempre en aquel infernal instituto de salud mental. Años más tarde, el mismo actor daría vida a un asesino que, por supuesto, tiene problemas de salud mental en la terrorífica «El resplandor».

Myers y Jason, asesinos y, ¡que nadie lo dude!, con problemas de salud mental…

En los años ochenta, la mayor parte de los asesinos de adolescentes en las típicas películas «de miedo», como Viernes 13, Halloween o La matanza de Texas, son, naturalmente, enfermos mentales.  Años antes, Hitchcock nos dejaba la indeleble imagen del asesinato en la ducha perpetrado por, ¡por supuesto! un enfermo mental: Psicosis.

De este modo, varias generaciones han crecido con la idea de que un problema mental, una enfermedad mental, un paciente de salud mental, es un tipo agresivo e incluso un asesino en potencia.

O pasamos al otro extremo, donde el protagonista sufre de algún problema mental y el guion se encarga de edulcorarlo para hacernos sentir pena en un ejercicio de paternalismo que poco o nada ayuda a la normalización de la salud mental.

Datos reales y medios de comunicación.

En el año 2014, un extraordinario estudio capitaneado por Jillian Peterson y publicado en Law and Human Behavior, mostró que, de los 429 delitos cometidos por personas con trastornos mentales graves en un año, sólo un 7,5% se relacionó directamente con los síntomas de la enfermedad. Por ejemplo, en dicho trabajo, un paciente de esquizofrenia oyó voces y al día siguiente participó en una pelea en un bar, aunque no estuviera escuchando la voces en el momento del altercado. Cabe preguntarse, ¿el incidente tuvo que ver con su esquizofrenia o realmente fue fruto de otros factores? Según las investigaciones la pelea se produjo porque otro cliente se burló del paciente por su forma de vestir pero los periódicos titularon que un «loco» había provocado una pelea.

Creencias, mitos y verdades.

Las creencias erróneas en torno a la figura del profesional de la psicología pueden provocar que se retrase un tratamiento precoz, el cual puede ser crucial en ciertas problemáticas en las que el éxito depende de la inmediatez del tratamiento tales como: problemas de enuresis o encopresis (orinarse o defecarse encima), problemas del desarrollo, del lenguaje, trastornos conductuales, procesos de duelo complicados, trastornos de la personalidad, etc.

En otras ocasiones, el retraso en acudir al profesional de la psicología incrementa el sufrimiento del paciente y con ello, termina desmoralizado, apático, con un bajo estado de ánimo, lo que termina por aumentar un malestar que pudiese haberse resuelto de una manera más inmediata y probablemente, en un menor número de sesiones, optimizando así el número de sesiones, coste y carga emocional del paciente.

Por lo tanto, si te encuentras en una situación que no sabes cómo afrontar, si necesitas asesoramiento educativo, o mantienes una relación de pareja complicada, si has perdido a un ser querido y te resulta difícil sobrellevar el dolor, no lo dudes y pide cita con un profesional acreditado y cualificado.

Sara Oneca
Colegiada N-01642.


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